dimecres, 11 de gener del 2017

Crítica de disc

CHAIKOVSKI: Cascanueces. Sinfonía núm. 4. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKY. VALERY GERGIEV, director. MARIINSKY. 2 SACD.

Un Cascanueces en manos de la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo dirigida por su titular Valery Gergiev debe ser considerado sin ninguna duda una interpretación con "denominación de origen" garantizada pues fue esta misma orquesta la que en 1892 estrenó la pieza y desde entonces la ha interpretado en innumerables ocasiones dirigida por todos sus grandes directores titulares.

El ballet Cascanueces se ofrece en esta ocasión en versión completa, con todos sus números y no en la habitual reducción en forma de suite sinfónica que incluye únicamente la Obertura Miniatura, las seis Danzas Características y el Vals de las Flores.
Completa la grabación un añadido de lujo, la Cuarta Sinfonía del mismo autor. Dos Chaikovski importantes pues, pero de signo tan diverso, atmósferas tan diferentes y pathos tan opuestos que no casan y se estorban el uno al otro.
Gergiev, contenido en Cascanueces, dirige La Cuarta con el vigor eléctrico que le es habitual, y, en más de una ocasión, la fuerza arrolla los matices y los detalles. En el Finale: Allegro con fuoco se alcanza un incómodo punto de crispación. Aún así, estamos ante una grabación importante de un director y una orquesta especialistas en las piezas.
El problema de la grabación está en la redundancia. Gergiev ya grabó Cascanueces completo con esta misma orquesta en 1998 para DECCA y La Cuarta la grabó en 2005 con la Filarmonica de Viena y repitió en 2010 (junto con la Quinta y la Sexta) en DVD con la Orquesta del Mariinsky. ¿Era necesario este disco que, con ser bueno, no añade (ni quita) gloria ni a Gergiev, ni a la orquesta ni a Chaikovski?.