CHAIKOVSKI: Cascanueces. Sinfonía núm. 4. ORQUESTA DEL
TEATRO MARIINSKY. VALERY GERGIEV, director. MARIINSKY. 2 SACD.
Un Cascanueces en manos de la Orquesta del Teatro Mariinsky de
San Petersburgo dirigida por su titular Valery Gergiev debe ser considerado sin
ninguna duda una interpretación con "denominación de origen"
garantizada pues fue esta misma orquesta la que en 1892 estrenó la pieza y
desde entonces la ha interpretado en innumerables ocasiones dirigida por todos
sus grandes directores titulares.
El ballet Cascanueces se ofrece en esta ocasión en versión
completa, con todos sus números y no en la habitual reducción en forma de suite
sinfónica que incluye únicamente la Obertura Miniatura, las seis Danzas
Características y el Vals de las Flores.
Completa la grabación un añadido de lujo, la Cuarta Sinfonía
del mismo autor. Dos Chaikovski importantes pues, pero de signo tan
diverso, atmósferas tan diferentes y pathos tan opuestos que no casan y
se estorban el uno al otro.
Gergiev, contenido en Cascanueces, dirige La Cuarta con
el vigor eléctrico que le es habitual, y, en más de una ocasión, la fuerza
arrolla los matices y los detalles. En el Finale: Allegro con fuoco se
alcanza un incómodo punto de crispación. Aún así, estamos ante una grabación
importante de un director y una orquesta especialistas en las piezas.
El problema de la grabación está en la redundancia. Gergiev ya grabó Cascanueces
completo con esta misma orquesta en 1998 para DECCA y La Cuarta la grabó
en 2005 con la Filarmonica de Viena y repitió en 2010 (junto con la Quinta y
la Sexta) en DVD con la Orquesta del Mariinsky. ¿Era necesario este
disco que, con ser bueno, no añade (ni quita) gloria ni a Gergiev, ni a la
orquesta ni a Chaikovski?.
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